ACTUALIZACIÓN: Lamento comunicar que este restaurante ha cerrado
Me han invitado a conocer Atalanta, un nuevo restaurante que acaba de abrir sus puertas en la Gran Vía de Madrid, en el Edificio Grassy en el antiguo Gula Gula. Está en la primera planta y nada más llegar a pie de calle, al entrar te sorprenden con un precioso hall decorado con botijos de barro, de los de toda la vida y una mesa camilla. Te haces la configuración mental de que vas a conocer un sitio rústico, pero para nada, subes una planta y te encuentras con un lounge moderno y colorido y con una barra metálica de color azul muy chula.
El lounge se utiliza para el picoteo, los cócteles y las copas afterwork. Es muy amplio, con mesas bajas y sillones. En la barra tienen unas copas con cócteles semipreparados de diversos colores junto con todos los ingredientes necesarios para completarlos. Muy coloridos que casi hacen juego con los muebles.
El comedor es muy grande, tiene una luz fantástica. Han hecho una reforma completa del local. Lo han remodelado entero y les ha quedado muy amplio, luminoso y acogedor. Me ha gustado a primera vista. Subes la escalera a la primera planta y de un vistazo ves el lounge y los comedores, uno a continuación del otro y te agrada.
El segundo comedor, tiene forma circular y las vistas sobre la Gran Vía, son impresionantes. Atalanta va más lejos y quiere convertirse en un espacio en el que disfrutar de la buena mesa y en el que se puedan celebrar eventos: presentaciones de productos, reuniones de trabajo, comidas de empresa, etc. Este comedor se cierra completamente y tiene ya instalado un proyector y una pantalla para poder desarrollar los eventos.
El chef de Atalanta es Javier del Castillo que ha trabajado en otros proyectos como el restaurante La Contraseña en Ponzano. Esta vez se trata de un proyecto propio que ha montado con otros socios. El proyecto tiene todos los ingredientes para triunfar y convertirse en un restaurante de moda. Llevan apenas un mes y promete. Todos pasamos muchas veces por esa zona de Madrid. Ya tenemos la excusa perfecta para subir a la primera planta a disfrutar de su cocina mediterránea y de las espectaculares vistas.
He compartido la mesa con mi amiga María, de Mesade2 y Javier del Castillo, nos ha preparado un menú degustación sobre la marcha, con los platos más representativos de la carta. Él ha decidido que cosas teníamos que probar sí o sí. Nos ha preguntado sobre nuestros platos favoritos y como no le hemos puesto ninguna restricción, nos hemos dejado agasajar.
Platos para compartir, divertidos y originales
Nos ha traído para ir abriendo boca unas Croquetas de jamón ibérico y otras de Bacalao con pasas. Muy buenas, jugosas y sabrosas. Las de bacalao me han gustado más, más finas y sutiles. Croquetas caseras, ricas, perfectas para compartir.
El siguiente plato nos ha encantado, por la presentación y el contenido. Nos ha contado Javier que el menú del día lo sirven con este formato. Te ponen el primero plato y el segundo juntos, para que empieces por dónde quieras, los mezcles, picotees y comas el menú del día de una forma distinta, buscando diferenciarse de los menús clásicos que ofrece la zona.
El plato que nos ha preparado lleva Sardinas marinadas con zumo de fruta de la pasión servidas con Crema de nueces y pan de centeno con tomate natural y en la otra parte del plato bandeja Atún rojo ahumado templado, burrata fresca y salsa teriyaki. Vamos por partes porque es un platazo, sencillo, bien ejecutado y riquísimo. Los lomos de las sardinas son gruesos y están bien marinados, y cuando los pones sobre la tosta de pan de centeno con tomado natural untado, están simplemente espectaculares. La crema de nueces, muy, muy buena. Si las sardinas me han encantado, tengo que decir lo mismo del atún rojo ahumado. Lonchas de atún muy fino que envuelven la burrata. Potente y sencillo. Se ve la buena mano del chef.
La sala la atiende con mucha simpatía y profesionalidad Laura Catalano, una chica italiana encantadora, que vive con pasión el proyecto y lo transmite.
El siguiente plato con el que nos han sorprendido ha sido Raviolis crujientes de pato Pekin con salsa de soja y pepino natural. Simplemente espectacular, el crujiente del ravioli perfecto y el pato Pekín, muy rico. Un platazo que me ha encantado, fácil de comer y muy rico.
La cocina de Atalanta es una cocina creativa, divertida y muy cuidada que buscar agradar al comensal, con un emplatado que cuida el detalle y efectivo. Y no hemos dicho todavía que las mesas tienen manteles de hilo, un objeto en vías de extinción, acompañado de una buena cubertería y una vajilla de calidad, también en vías de extinción en las propuestas actuales. Mi enhorabuena por esta elección. ¡Hay que cuidar los detalles!
Pescado de Atalanta
Hemos probado un plato de carne y uno de pescado, porque Javier dice que no podemos irnos sin haberlos probado. El pescado ha sido Rape con maíz crujiente y ragout de celeri y calabacín. El celeri, –yo no lo sabía, es la raíz del apio, lo que llamamos en España apionabo, y que se ha importado directamente de la palabra francesa céleri-. El maíz, muy de moda en los últimos platos que he probado, me encanta, le da una textura crujiente que a mí me gusta mucho. Un plato muy rico.
Carne de Atalanta
Han insistido en que probáramos la carne y nos han traído, por decisión nuestra un pequeño trozo de Lomo de vaca a la parrilla con chimichurri de tomate y mostaza. Carne muy rica y jugosa con un acompañamiento de verdura rico.
Postres de Atalanta
Nos quedaban los postres que hemos compartido María y yo. Lemon pie, con crumble de limón y merengue. Es un postre ideal para las personas muy golosas y amantes del merengue. No es mi caso. Me ha parecido muy dulce, pero es un buen postre.
El Melocotón marinado con crumble de jengibre y espuma de queso idiazábal me ha gustado mucho. Marinan el melocotón natural con vinagre y le añaden el crumble de jengibre y el queso idiazábal que está buenísimo. Un postre refrescante muy rico para el verano.
El precio medio es de 35 € en sala. El menú del día con pan, bebida y café es de 12’50 €.
RESTAURANTE ATALANTA
Gran Vía, 1 – Planta 1. Edificio Grassy. Madrid